sábado, setembro 12, 2009

El cuidado espiritual: la tarea de hacer santos - Eugene Peterson


En esta entrevista Eugene Peterson, pastor de larga experiencia y profesor de la Universidad Regent en Vancouver, Columbia Británica, da pautas de cómo pastorear a una persona.

Al entrar a una iglesia, ¿qué me indica que ésta se preocupa por «satisfacer necesidades» o por «pastorear personas»?

Eugene Peterson: —No se puede vislumbrar esto de inmediato, pero yo no mea fiaría de una iglesia que fuera demasiado atractiva, que prometiera mucho.

No me opongo en absoluto a que una iglesia busque todas las maneras posibles de ser escuchada. Eso algunas veces significa ayudar a personas a sacar a sus hijos del vicio de las drogas. Así que no estoy diciendo que no debemos responder a las necesidades de las personas, pero el meollo del asunto es «arrepentirse y seguir».

Si modifico «arrepentimiento» por «¿cómo puedo ayudarle a ordenar su vida?» me estoy alejando del evangelio. Si quito la parte de «seguir» y digo: «Averiguaremos cómo puede usted vivir su vida mejor según la manera en que usted la define», ¿quién necesita a Jesús?

De ahí que las personas vengan en busca de bendición y algunas veces lo más pastoral que se les puede ofrecer es corrección.

Yo llamaría a esto «formación espiritual». Estamos formando el carácter. Les indicamos a las personas cómo practicar ciertas cosas para que puedan arraigarlas en sus vidas, pero éstas son bastante diferentes que las que ellos esperaban encontrar al venir a nosotros. La mayoría de las personas vienen a la iglesia con expectativas erróneas, generalmente no piensan en el arrepentimiento, en dejar de hacer algo que se ha vuelto habitual para ellos, y en seguir a Jesús en vez de a sí mismos.

A estas personas les enseño: «Jesús es una persona real, y ustedes necesitan seguirlo». Básicamente, estamos enseñando a las personas a orar.

¿Cómo lo hace usted?

Lo primero que les digo a estas personas es: «Búsquenme el domingo a las once de la mañana». Quiero superar la idea de que la oración es una actividad tipo «hágalo usted mismo». Trato de transmitir la sensación de la grandeza de la oración, de una iglesia que ora.

Luego me informo de la clase de vida que llevan. ¿Se despiertan en la mañana llenas de energía, o necesitan llegar a las diez de la mañana y tomar tres tazas de café para despertarse? Si estas personas son así, entonces no les voy a sugerir un tiempo de quietud matutina.

Las aliento a memorizar oraciones, a fin de que cuando no sientan ganas de orar siempre tengan oraciones para decir.

De alguna manera, quiero encontrar la forma en que las personas logren desconectarse de su rutina y tengan así un poco de silencio y soledad. Estoy dispuesto a trabajar con ellas para encontrar el modo de hacerlo, pero éste es un trabajo a largo plazo. La mayor parte del trabajo pastoral lo es. No se trata de un programa que se implementa una vez y luego se da naturalmente. Se trata de una vida. Una vida de oración.

¿Qué significa pastorear a otra persona?

Comienzo con la convicción de que todo en el evangelio es «experimentable». Cualquiera que sea la situación de una persona, me digo a mí mismo: «esta persona puede experimentar el evangelio aquí. No tengo idea de cómo va a ocurrir, pero estoy dispuesto a pasar por lo que tenga que pasar y a no darme por vencido. Seguiré explicando el evangelio los domingos y seguiré siendo un compañero para esta persona los viernes».

¿Qué es lo que los líderes de la iglesia deben prometer a las personas en cuanto a lo que el evangelio ofrece?

No estoy seguro de que estemos en el oficio de prometer algo. Ese no fue nuestro llamado. Estamos llamados a ser testigos, a discipular a las personas, a dedicarnos a la formación de la espiritualidad en el carácter cristiano.

El evangelio implica o conlleva promesas, pero por lo general es tan diferente a lo que la gente espera que no lo ven como tal.

Nuestro trabajo fundamental es hacer santos. Estamos en el oficio de hacer santos. Si entramos en el del potencial humano, hemos perdido nuestro llamado.

Para comentar

  1. ¿Qué es lo que su iglesia les comunica a las personas en realidad: «Arrepiéntanse y sigan a Jesús» o «el evangelio le dará una vida mejor»?

  2. ¿Qué sistemas se han implantado para alentar el desarrollo espiritual en la gente?

  3. ¿Cuál es la meta al pastorear a una persona? ¿Qué es lo que nuestra iglesia quiere que suceda como resultado del cuidado espiritual?
fonte: http://www.desarrollocristiano.com/articulo.php?id=1025&c=22

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quarta-feira, setembro 09, 2009

QUANDO O AMOR É MAIS FORTE


João 21.15-17
Pedro está deprimido após ter negado conhecer Jesus. Ele chorou amargamente. Estava decepcionado consigo mesmo e envergonhado perante Aquele que em nenhum momento o decepcionou. O que salta aos meus olhos quando leio este texto é que o Senhor Jesus, Ressurreto dentre o mortos, ao reecontrar-se com Pedro, não o interroga sobre o que ele fez, mas sobre o que nele há de mais profundo e de mais verdadeiro: o seu amor. Depois de cada pergunta, Jesus confia a Pedro uma responsabilidade. É precisamente este homem, debilitado pela culpa e enfraquecido pelo sentimento de ter fracassado, que é amado e chamado a responder. Cada um dos que assumem uma responsabilidade na comunhão com o Senhor Jesus deve descobrir isto. Aceitar responsabilidades não significa mostrar-se forte ou perfeito. A questão à qual devemos responder não é: “Você é forte? Conseguirá fazer isto?”, mas sim: “Ama-me?”. Por três vezes, Pedro responde: “Tu o sabes…”. O que teríamos dito no seu lugar? Pedro sabia bem o quanto o seu comportamento fora imperfeito. Contudo não diz: “Sim, amo-te um pouco” ou “Vou tentar amar-te um pouco mais”. Se tivesse respondido assim, Pedro teria sido ele próprio a medida do amor. Pelo contrário, deixa para trás qualquer tentativa de se medir e de se analisar, assim como tempos antes tinha saltado do barco (v.7). Confia em Jesus, e confia completamente! A partir de então é o amor de Jesus que o conduz. Pedro não diz: “Eu posso…” ou “Eu quero…” mas “Tu...”. Assim já não é a nossa capacidade de amar, não são simples sentimentos, que estão no centro. Jesus, o Senhor, torna-se a fonte do nosso amor, vem completar o nosso amor e os nossos atos imperfeitos. Como escreveu o Apostolo João: “Nós amamos porque Ele nos amou primeiro” (I João 4.19). A nossa fraqueza, e até o nosso pecado, não são obstáculos ao seu amor. O amor de Jesus é poderoso! Envolve-nos de tal maneira que por ele somos curados, perdoados e transformados. A partir de então posso confiar a minha fraqueza a Jesus. Ele pode transformá-la em algo que me leva para um novo estágio, bem além das minhas expectativas fundadas no fracasso e na culpa. E ele pode fazer de mim uma testemunha do seu amor, mesmo que eu nem mesmo saiba como... As perguntas de Jesus são sobre o amor. Onde é que eu vejo que o amor está no âmago das minhas responsabilidades? No amor dAquele que nos amou primeiro,
Rev. Ézio Martins de Lima